domingo, 31 de agosto de 2008

Solos en la madrugada

Martes 26, noche avanzada en la Taberna Baska de la calle Chile. Una pareja cena allí, luego de asistir a la charla de Norberto Galasso en el ND Ateneo en el marco del curso sobre "América Latina Unida". La charla pasa sobre la claridad y el compromiso del director del curso, y de los otros expositores, cuando ingresa el Diputado Nacional Miguel Bonasso con acompañantes.
Rato después, nuestro comensal se cruza en el baño con Bonasso. El lugar sagrado es ideal para un breve intercambio entre dos personas que no se conocen personalmente. Y el intercambio se produce...
Comensal: No afloje, diputado...
Bonasso: Vió?. Los hicimos transpirar con la 125, y ahora les hicimos lo mismo con Aerolíneas.
Comensal (sorprendido): No, yo le decía que no afloje en la defensa de la democracia...
Bonasso (también sorprendido e incómodo): Ah, si si, por supuesto...
Telón...

¿Vale preguntarse que pasó? ¿Bonasso se acordó de Moreno y su incidente en el Laurak Bat, y quiso evitarse algo parecido, quizás evaluando que su interlocutor tenía un "physique du rol" campestre?.
¿Bonasso es un militante kirchnerista que además escribe en Crítica? ¿O es un periodista de Lanata, que además trabaja de diputado?

viernes, 29 de agosto de 2008

Estas viejitas, don Alfredo

Por Oscar Natalichio
Ante la pregunta de "qué opina de la posición de las Madres" el Alfredo mediático declara con gesto burlón "están viejitas".
Y es cierto, las Madres, con un promedio de edad que supera los 84 años están viejitas, algunas, como Juanita, pasaron ya los 90 y todos los días, todos los santos días ocupa con dignidad su puesto de lucha, el puesto de lucha que ocuparon sus 30.000 hijos cuyos objetivos estaban muy lejos del enriquecimiento personal.
Estas viejitas, don Alfredo, están construyendo en el país más de 3000 viviendas con su proyecto "Sueños Compartidos". 3000 viviendas don Alfredo, para ayudar, construyendo, a paliar la marginación y la miseria que el capitalismo y sus súbditos generan constantemente. ¿Cuántas viviendas está construyendo usted, Don Alfredo?
Estas viejitas, Don Alfredo, están construyendo comedores, jardines de infantes, escuelas primarias y secundarias donde las puertas están abiertas para los sectores populares que ven, muchos de ellos, la posibilidad única de superar la miseria a donde los han acorralado. ¿Qué escuelita construyó usted, Don Alfredo?
Estas viejitas, Don Alfredo, han creado un Universidad donde se desarrolla el conocimiento con sentido humanístico."Ciencia y conciencia". Ciencia por el progreso, se quiere para superar agravios de la aplicación del mayor conocimiento. Conciencia, pues ese conocimiento no debe ser neutral, no debe estar orientado al enriquecimiento personal, sino al crecimiento colectivo. ¿Qué universidad creo usted, Don Alfredo?
Estas viejitas, Don Alfredo, han creado la imprenta y la editorial, donde tienen la posibilidad de editar libros todos aquellos intelectuales y pensadores que la democracia de los empresarios les cierra la puerta, como una eficaz forma de amordazar ideas. ¿Cuál es su editorial, Don Alfredo?
Estas viejitas, Don Alfredo, han creado esta radio, la 530, que hace historia, pues es la primera vez que en la frecuencia AM existe una radio integralmente distinta y que expresa sin medias tintas su compromiso con los Derechos Humanos y con la justicia social con pluralidad. ¿Cuál radio creo usted, Don Alfredo?
Aunque quizá no la necesite pues gustosamente contará, no creo que por mucho tiempo, el apoyo de los grandes medios de desinformación masiva.
Estas viejitas, Don Alfredo, acaban de inaugurar un gran centro cultural, convirtiendo un lugar dedicado al sufrimiento y la muerte en un lugar dedicado a la alegría y la vida. ¿Cuántos centros culturales construyó usted, Don Alfredo?
Estas viejitas, Don Alfredo, acaban de aprobar un proyecto que incluye 13 edificios torres en la Villa 15, donde habrá hospitales, escuelas, mercados comunitarios, centros culturales, centros deportivos. ¿Cuántos proyectos culturales tiene usted, Don Alfredo, pensado llevar adelante?
Estas viejitas, Don Alfredo, con sus más de 84 años promedio, además, poseen un periódico, una biblioteca, una videoteca, un archivo de la memoria, una feria de artesanos, un bar literario y una calesita.
¿Fue usted capaz de construir, al menos, una calesita Don Alfredo?
Usted es el viejo Don Alfredo, no las Madres.
Usted representa lo peor, la avaricia, la codicia, el individualismo perverso.
Por cada punto de incremento que sus cortes producen en los precios de la canasta alimentaría 300 mil personas, en particular niños y ancianos, caen bajo la línea de pobreza. Esa es su contribución Don Alfredo, la contribución de usted y de quienes lo acompañan.
Más miseria, más marginación, más muerte en pos de su único dios, el dios verde de la soja y el dólar.
Usted es el viejo siendo aún joven. Las Madres rebalsan de juventud, aún con sus 84 años promedio.

martes, 26 de agosto de 2008

Volver a despegar.

Aerolíneas Argentinas vuelve a casa. La media sanción de Diputados parece que, esta vez, va a ser acompañada sin sorpresas por el Senado. Mantengamos el parece por ahora, con los Padres de la Patria nunca se sabe…
De todas maneras, el trámite en Diputados sirvió también para ir orejeando algunas cosas acerca de cómo será, o intentará ser el accionar oficial de aquí para adelante. Pese al castigo recibido, y aprendiendo de la derrota, se le animó a una medida que previsiblemente debía ser peliaguda. Recuperar la aerolínea de bandera es una decisión sólo imaginable en una gestión K, mirando desde los ’90 para aquí y, lamentablemente, también mirando para adelante.
Si de algo sirven los tropiezos es para no volver a patear la misma piedra. Así que si había algo para cambiar del proyecto original, hubo reflejos para que el cambio fuera rápido y sumara. No se hizo ascos ni hubo fundamentalismos a la hora de corregir deficiencias del texto original del proyecto, y mandar el acta Jaime-Marsans al altillo. El texto final, mejorado, sirvió además para que el SI y el solitario pinista abandonaran las malas compañías a las que quedaron pegados en el tema retenciones y sumaran su voto. En realidad estaban tentados para hacerlo, sobre todo la gente de Proyecto Sur, cuya sangría no se detuvo desde el voto agropatronal de Lozano.

Un tema que merece atención es la rotunda diferencia exhibida por la oposición cuando le basta con decir que no, como pasó durante el conflicto agropatronal, y cuando debe mostrarse propositiva. Aquí no bastaba con empacarse en la negativa, había que mostrar ideas y propuestas alternativas. Y si, las mostraron. A contramano del más elemental conocimiento del Código de Comercio, de la Ley de Quiebras y del sentido común, se supuso posible dejar quebrar AA, y “armar” otra aerolínea en un par de días. La necedad también se aprende, y ejercer la función opositora con un martillo en la mano, como se estila en estas pampas, resulta una buena escuela. El problema es que para ser alternativa de gobierno hay que dar la idea de que se puede administrar, dar respuestas, enfrentar problemas. Hay que quererlos mucho a Carrió, Macri, Morales, Pinedo, Bullrich and Co., para imaginarlos jineteando conflictos exitosamente. Aún con el plus para ellos de que ciertamente no confrontarían con ningún factor de poder real. A lo sumo, con el pueblo…

La recuperación de Aerolíneas Argentinas importa seguramente un enorme desafío. En un país en el cual los transportes terrestres colapsan y los ferroviarios han sido exterminados por mano de verdugo, la ausencia de una empresa capaz de comunicar al país no es un lujo, sino una necesidad impostergable. Esta decisión gubernamental importa quizás la última oportunidad para tener una política aeronáutica. El irrealizable proyecto alternativo era tan solo el paso previo a la apertura de los cielos a las compañías extranjeras (viejo y no renunciado anhelo usamericano), lo que en estas circunstancias implicaría un mazazo a nuestra política turística, a las relaciones comerciales, y aún a las comunicaciones personales, que quedarían supeditadas a consideraciones exclusivamente crematísticas del capital extranjero. La ausencia de políticas públicas, la retirada del Estado de ámbitos en los que su presencia se demostró insoslayable es una herida aún no cerrada, abierta en la década anterior. El desafío para el Estado administrador y sin duda también para los gremios aeronáuticos es demostrar que se puede hacer bien lo que nos quieren hacer creer a los argentinos que no podemos hacer bien. La gestión postal y de agua potable, ya recuperadas, demuestran hasta ahora un rumbo que nuestra Aerolíneas Argentinas debe y puede mejorar.
El gobierno de Cristina tiene la obligación de no cometer errores, de elegir bien a los encargados de gestionar la empresa recuperada y de, como no, afilar el lápiz y los saberes jurídicos para no pagar ni una peseta a los que maniobraron ilegalmente en España y en la Argentina para llenarse los bolsillos fraudulentamente a costa de la ruina de Aerolíneas.

lunes, 25 de agosto de 2008

Olímpicas


Realmente debo venir con el chip olímpico incorporado. Recuerdo 1964, durante los juegos de Tokio, y me veo buscando en La Razón, que llegaba todas las tardes a mi casa la noticia que diera cuenta de alguna medalla, que no aparecía. Yo tenía 9 años, y aunque no podría decir quién me remarcaba el asunto, ya que la mía no era una familia de deportistas, estaba muy preocupado porque nuestros representantes olímpicos no lograban subir al podio. En aquella ocasión fue Carlos Moratorio, un jinete militar que logró en una prueba de equitación, cuando los juegos acababan, una medalla de plata para salvar el honor. Recuerdo el terrible papelón de nuestro fútbol en esos juegos, perdiendo con Japón y empatando con Ghana, dos países que parecían estar en la prehistoria futbolera, y también a Chirino, un boxerador mediopesado que le revoleó una trompada al árbitro, cansado de sus decisiones arbitrarias.
Tenía 9 años, decía. Y por supuesto, ignoraba que debería esperar 40 años hasta ver a una representación argentina en lo mas alto del podio olímpico, tal como finalmente ocurrió en Atenas 2004 por partida doble, con el básquetbol y el fútbol. Cuarenta años a lo largo de los cuales muchas veces rogamos por “una medallita por el amor de Dios”, pues llegaban en cuantagotas y a veces la delegación entera volvía a casa con las manos vacías.
Por todo eso no puedo dejar de disfrutar la actual cosecha, módica quizás para los que nos comparan en el medallero con las potencias del mundo del deporte, que por lo general son, con contadas excepciones, las potencias del mundo real. Para mi, que en el período que va entre unos juegos olímpicos y los siguientes (período que los antiguos griegos llamaron precisamente “olimpíada”) puedo estar muy bien sin ver un solo partido de básquet, que bostezo si veo una carrera de ciclismo, que no entiendo nada de judo, que, en fin, ejerzo mi condición de futbolero a tiempo completo, todo eso cambia durante las dos semanas de los juegos. Pasó en 2004 y se me repitió ahora: la medalla del básquet me emociona mas que la del fútbol, y con toda naturalidad me encuentro a las tres de la mañana prendido al televisor, vibrando con cada doble, cada tapada, cada hazaña de nuestro quinteto; el esfuerzo individual de una absoluta desconocida como Paula Pareto me empaña la vista de emoción, ver a Juan Curuchet y Walter Pérez dando su vuelta olímpica envueltos en la bandera me hace brincar el corazón.Y cada atleta, hasta el último taekwondista o bicicrossero que aparece en la madrugada, destinado a una labor tan breve como anónima, me hace sentir empujándolo hacia la meta…
Bueno, ya se terminaron los Juegos. Podremos seguir criticando lo poco y mal que se apoya al deporte amateur en la Argentina, aunque por algo, supongo, las dos Juegos Olímpicos con administración K han deparado éxitos sólo superados por los del primer peronismo. Podremos, en fin, volver a nuestra programación habitual, como anuncia el locutor al cierre de cada cadena nacional.
Pero no me olvido de que este es un blog en el que hablamos de política, y me despido con dos pildoritas ad hoc, para que no queden en el tintero:
Una, el gordo Bonadeo entrevistando por TyC a la dupla de oro del ciclismo. Promediando el diálogo encuentra oportuno preguntarles si estaban dispuestos a ir a la Rosada si Cristina los invitaba. Pregunta que en su larga militancia olímpica, Gonzalo no le hizo a ningún deportista que tuviera que encontrarse con Menem o con De la Rúa. Bueno, ahora sí se le ocurrió. Walter Pérez respondió con un escueto, pero seguramente anticlimático “no tengo ningún problema”. Juan Curuchet fue un poco mas extenso, para señalar que no iría a pedir nada para él, sino para el deporte amateur en general. Al gordo le fallaron los interlocutores…
Otra, Georgina Bardach. Bronce en Atenas fue la cordobesa, y quizás la entrevistada que hubiera satisfecho a Bonadeo. Se anticipó a su actuación adelantando que no iría a la Rosada si Cristina la invitaba. Militante vocacional campera, Georgina terminó penúltima, 38 entre 39 en su especialidad. Pero queda claro: a la Rosada no va a ir. Por lo menos nadando no va a ir, porque seguro que llega tarde.

jueves, 7 de agosto de 2008

Desafío en Bolivia


Bolivia se acerca a un vórtice definitivo en el que se saldarán las contradicciones y profundas diferencias entre facciones centenariamente en pugna en la nación del norte.
El plebiscito revocatorio instrumentado por el gobierno de Evo Morales ha sido una jugada arriesgada, pero políticamente brillante, para desmadejar la maniobra que venían llevando adelante los prefectos opositores de las provincias orientales.
En efecto al poner su propio cargo, y el de los demás mandatarios surgidos del voto popular, a disposición de la decisión soberana de los bolivianos, Evo dio un fuerte golpe deslegitimatorio al proceso que llevaban adelante los gobiernos provinciales de Tarija, Santa Cruz, Pando y Beni, y que apuntaba a la secesión de esos territorios. El acto electoral del domingo próximo debe dejar en claro, según toda evidencia, que la mayoría absoluta del pueblo boliviano respalda el proceso revolucionario llevado adelante por Evo Morales, y que los plebiscitos efectuados previamente en las provincias rebeldes fueron realizados en condiciones que no permitieron garantizar a todos los electores la posibilidad de expresar su voluntad con garantías suficientes.
Pero esta jugada, que deja sin aire a la pretensión de los secesionistas, encierra el peligro lógico de que estos abandonen todo viso de respeto a la legalidad y se lancen ya sin tapujos al golpe de Estado. El desafío que enfrentan Evo Morales y el pueblo de Bolivia es enorme, pues así lo ha sido también la trascendencia de su victoria y las implicancias que tendrá ese proceso para los sectores tradicionalmente dominantes en nuestro vecino, en caso de confirmarse y profundizarse a partir de la reforma constitucional que se avecina.
Bolivia tiene un historial trágico en golpes de estado que le permite destacarse en tal sentido, aún en el marco de su pertenencia a un subcontinente de escasas credenciales democráticas. La etapa que se vivió desde 1982, con el fin de las dictaduras militares, presentó en principio características similares a la de muchas naciones sudamericanas en las que se ha vivido un relativamente prolongado período de normalidad constitucional, con gobiernos tan obedientes a los dictados de Washington y de los organismos internacionales de “crédito”, que las fuerzas que se valieron históricamente de los golpes militares para imponer sus condiciones, parecieron no necesitar de tales actividades. En el caso de Bolivia, país históricamente esquilmado por sus oligarquías antinacionales y antipopulares, el proceso fue particularmente doloroso y culminó con la presidencia de Gonzalo Sánchez de Lozada, un boliviano tan transnacionalizado que se expresaba penosamente en castellano, pero pensaba fluidamente en inglés. Durante su segundo mandato, este mimado por la prensa internacional alineada con los intereses de la banca y el gran capital, terminó de granjearse el odio del pueblo boliviano con el proceso de desnacionalización gasífera, vendiendo su producción a Estados Unidos y México, en un escenario en el que la mayoría de la población cocinaba a leña.
2003 fue a los bolivianos lo que 2001 a los argentinos, terminando de revelar a quién aún no quería verlo el verdadero rostro de las recetas neoliberales que el Consenso de Washington tenía para ofrecernos. La reacción hidalga de un pueblo al que siglos de explotación no han despojado de su orgullo y dignidad, inició un proceso que terminó catapultando al Palacio Quemado al primer presidente boliviano perteneciente a sus pueblos originarios. Un indio, en fin, para decirlo con las palabras que sonaron con asco en boca de la Bolivia blanca y aún rubia, que existe y que es la que concentra la riqueza, como socia de los tradicionales esquilmadores de los recursos de ese pueblo.
Evo es parte de un proceso transformador que abarca a Latinoamérica, y que mas allá de los méritos y errores de los líderes que en Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Paraguay y Uruguay encabezan esos procesos, demuestra antes que nada la voluntad de los pueblos de cambiar un destino de sumisión, que parecía escrito para siempre. En el caso particular de Bolivia, el desafío es particularmente difícil, tal como va quedando en evidencia en el transcurrir de los días y de las horas últimas.
Todo lo que allí ocurre es trascendente para nuestro país, en más de un sentido, por lo que sin duda no puede adoptar, y no adoptará, la actitud de un observador pasivo del proceso boliviano. Argentina es hoy un socio importante de Bolivia, y su condición, además, de estado limítrofe haría que cualquier desastre político o humanitario que afecte a ese país, sacuda a nuestra frontera norte.
El firme apoyo del Mercosur, y fundamentalmente de Argentina, Brasil y Venezuela es clave para que Evo Morales y los bolivianos resistan el desafío; el golpe a una nación sudamericana es un golpe a todos los procesos transformadores. Chávez siempre en la mira de los Estados Unidos y de sus socios locales, ya recibió y enfrentó exitosamente desafíos como el que ahora afecta a Bolivia. De otra clase, pero con inspiradores parecidos, ha sido el clima destituyente que se pretendió instalar en nuestro país.
El último proceso secesionista exitoso que afectó a Sudamérica fue en 1903, y terminó con la separación de Panamá de la República de Colombia. Como en cada calamidad política sufrida por la América hispana, el accionar de los Estados Unidos fue decisivo para que así ocurriera. Hoy no ya Bolivia, sino todos los americanos al sur del Río Grande afrontamos este desafío.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Judas en su laberinto





En política hay usos y prácticas que resultan más elocuentes que mil palabras.


Desde que cruzó el Rubicón con su voto no positivo, Judas C. Cobos Daract ha venido emitiendo señales a contramano de sus palabras que grafican con absoluta claridad cual es el rumbo que eligió.


Ha optado, eso sí, seguramente convencido de que aparecer como el negativo del estilo K lo favorece, por revestir aún la mas absoluta insolencia hacia su compañera de fórmula, con las formas de la amabilidad y del estilo “no confrontativo” que la prensa biempensante reclama.


Actitud no confrontativa, que en tren de preservar la institucionalidad, impedirle la victimización y, al fin, resistir estoicamente el previo error de haberlo subido a la fórmula, ha optado también por practicar Cristina K., recibiéndolo rápidamente y abortando el paso de comedia de errores que proponía la prensa.


Desde la babosa explicación para su actitud que diera desde el propio sillón de la presidencia del Senado, en el mismo momento en el que aplicaba una puñalada trapera al proyecto que lo llevó a la vicepresidencia, hasta sus actos posteriores, ha oscilado entre el papel de vestal republicana ofendida, y el de candidato en ciernes dándose baños de multitudes condescendientes.


Pero queda claro, justamente por aquello de que las prácticas en política expresan mensajes con meridiana claridad, que declamar voluntad de profundizar el compromiso previamente contraído, y asegurar que la concertación sigue, no es compatible con la renuncia, uno tras otro, de los hombres de su sector que se incorporaron el diciembre pasado al Ejecutivo. Y no parece creíble la alegada razón para tal conducta, pues el clima de desconfianza pretextado, solo puede ser generado y alentado por los sucesivos actos del vice y de los suyos.


De movida, no pareció propio de un hombre confrontado con la decisión “mas difícil de su vida”, la gozosa vuelta olímpica que dio apenas veinticuatro horas después, en camino a su hogar cuyano, y menos aún su salida a saludar envuelto en una bandera argentina, adhiriendo ya no solo con su voto, sino con coreografía y vestuario al bando destituyente.


Las explicaciones posteriores, echando el fardo de su decisión a los humores de las niñas de su familia, sólo servirían, de poder ser tomadas en serio, para reducir la imagen del pretendido estadista hasta la minúscula talla del papá sin carácter.


Ha tenido, eso sí, numerosas muestras de aprecio y palmadas en los hombros que superan largamente el nivel de las expresiones públicas de los opositores al gobierno y de los dirigentes agropatronales. Es quizás en las otras, en las recibidas antes y después de su apostasía en reuniones privadas, donde probablemente Judas Cobos haya recibido las más alentadoras manifestaciones. Resulta oportuno recordar, por ejemplo, su encuentro privado con Monseñor Bergoglio, en los días previos a la decisiva votación en el Senado, en la que según trascendidos de prensa, el hombre de la Iglesia lo consultó acerca de su disposición para “asumir responsabilidades mayores”. Esa pregunta, dirigida a un Vicepresidente de la Nación, sólo tiene una inteligencia posible, si descartamos que Ratzinger estuviera por ofrecerle el Obispado de Mendoza.


En el día de ayer, mientras su hombre en la Cancillería y el más lenguaraz de los funcionarios cobistas, Pechi Quiroga, presentaba su renuncia, Judas se ponía redundante y se daba una vuelta por la exposición ruralista en Palermo, en busca de los plácemes y el besamanos que obtuvo.


Si el vice está en una línea conspirativa propia y sale todos los días con la caña de pescar en la mano a ver que obtiene, o bien si es parte de una movida mayor en la que él juega el previsible papel de mascarón de proa, es algo que quizás quede revelado en los días por venir.


En uno u otro caso, el nivel de estulticia y falta de tino político del cuyano resulta difícil de empardar, aún con los recientes ejemplos de algunos de sus correligionarios mas ejemplares, con Fernando de la Rúa a la cabeza.


Quizás Judas Cobos debiera poder diferenciar que una cosa es la simpatía generada en la oposición por la visión de alguien que sale de las filas enemigas abriendo fuego contra su propia trinchera, y otra la continuidad de ese afecto a la hora de construir alianzas duraderas, cuando las transfugueadas son miradas, con mas calma, como lo que realmente son y el perfil moral y la confiabilidad generada por el tránsfuga adquieren su verdadera dimensión. Por algo la frase “Roma no paga traidores” ha hecho tan buena carrera durante un par de milenios.


Por otra parte, como la oposición debe soportar, al menos por ahora, el hecho de que las autoridades son elegidas por el voto popular, las posibilidades cléticas en tal marco parecen relativas. El impacto excitante de su voto refulgió como un cometa restallante en aquella madrugada inolvidable, pero apagado su fulgor, parece realmente dudoso que pueda seducir como piloto de tormentas para un país como el nuestro la figura de aquel que parecía cercano al colapso y a la micción involuntaria a la hora de tomar su decisión. Y si alguno, en caso de duda, repasara de qué fuerza política viene, y cual ha sido la templanza de los últimos representes del radicalismo tardío en las horas difíciles, eso lo ayudará bien poco.Si su mirada es aún más cortoplacista, y se tomó en serio la pregunta-propuesta de Bergoglio, especulando con un derrumbe de la gestión de Cristina que lo invistiera con una banda de talle a todas luces grande para él, sus perspectivas no parecen mejores. Sin estructura propia, rodeado de mandantes mas poderosos que él cualquiera sea la vara de medida, y seguramente debiendo lidiar con un humor social espantoso, sus posibilidades de supervivencia política e institucional serían menores que las de un flato en una bañera, por decirlo con prudencia.


Ignoramos si la decisión de Judas C. Cobos Daract estuvo influida por algún estímulo en metálico o especie, aunque debieramos descartarlo pues la prensa respetable de nuestro país nos ha enseñado que tales artimañas solo se le podrián ocurrir al gobierno y jamás a los hombres probos y laboriosos, a la vez que escasos en recursos, que se paran en la vereda de enfrente. Descartada también la explicación del berrinche de las niñas, en homenaje a nuestra cordura, va quedando en pie la de la decisión política, que cada día que pasa y a la luz de sus actos y de su comportamiento propio de un candidato en campaña, parece ser la mas creíble. Es muy probable que el voto cletiano refleje en realidad su real posicionamiento, y sus creencias profundas, alineándose con la oligarquía argentina en una expresión de militancia clasista.


Pero la página que escribió en la historia argentina, convirtiéndose en el primer Vicepresidente que vota en contra del Gobierno al que pertenece y dándole una estocada cuyo significado no puede ignorar un hombre de su trayectoria en política no pueden dejarlo bien parado, no ya en los libros que se escriban mañana, sino en el futuro inmediato. Si hubiera actuado de buena fe, le quedaban dos caminos: el voto a favor por coherencia política y la renuncia inmediata posterior, o el voto en contra, por íntima convicción, o por lo que fuera, y la renuncia inmediata posterior. Pero que no actuó de buena fe, lo van diciendo sus actitudes de cada día que pasa.


El laberinto en que entró voluntariamente, parece tener un solo destino y este sólo puede ser el noveno círculo del infierno, ámbito incómodo si los hay para los hombres de la política.


Es que, aún admitiendo las sinuosidades del historial electoral argentino, no parece la traición la mejor carta de presentación para quién pretende tener proyección política. Los ha habido sin duda, y un riojano, decrépito ejemplar de la especie, dió fe de ello participando desde su banca en el Senado de la derogación de las retenciones. Solo que él, a diferencia del cuyano, tuvo la prudencia de mostrar las uñas una vez electo y no antes. Y, aún para hacer daño, era bastante mas despierto, por lo menos en su época prebolocciana, que don Cleto.


Considero, y así dejo expresada mi opinión, de que su futuro, como ayer su voto, no es positivo.

martes, 5 de agosto de 2008

Ahora si: Schiaretti a favor de las retenciones


Pese a la difícil situación en su provincia, el gobernador cordobés Juan Schiaretti se hizo un tiempo para pasar el sábado por las tribunas de la Sociedad Rural. No podía dejar de avalar con su presencia la reivindicación de la vieja Argentina agropecuaria y “granero del mundo” apta, eso si, para no mas de 10 millones de argentinos, que Miguens practicó ante el aplauso de sus habituales cómplices y de sus nuevos aliados.


Vaya paradoja, pocos días antes Schiaretti derramó lágrimas en los Tribunales cordobeses al conocerse la condena a prisión perpetua del represor Luciano Benjamín Menéndez. Y hablo de paradoja porque seguramente varios de sus gentiles anfitriones del sábado también derramaron lágrimas el día de la condena, pero no de alegría, sino de indignación.


De todos modos, la política económico social que se implementa en la provincia mediterránea acorta rápidamente todas las distancias que en cuanto a concepción ideológica aún eventualmente puedan separar a Schiaretti de la oligarquía argentina. Tanto así, que de esmerarse un poco mas es posible que el delfín de De la Sota tenga ocasión de lograr su propio “cordobazo”.

El escenario cordobés resulta ilustrativo del país que nos proponen los amigos del orden (ajeno), y que sin duda ha de parecerse mucho, y en lo peor, al que conocimos en los ’90. Schiaretti formó parte de la corte de pejotistas que avaló de palabra y de hecho el atropello a las instituciones y a la democracia perpetrado hasta aquí impunemente por las patotas agrarias que tomaron a la ciudadanía argentina de rehén durante mas de cuatro meses, cortando rutas, desabasteciendo a la población, obligando a tirar a la basura alimentos de primera necesidad echados a perder, amenazando a los que se atrevían a disentir.


Schiaretti se alineó junto a los Rodríguez Saá, los Romero, los Reutemann, y demás logreros que escudados detrás del escudo del PJ malversaron con su voto en el Senado el legado de Perón, como hicieron o ayudaron a hacer a Menem durante toda la segunda década infame.


Forma parte de aquellos que jamás van a confrontar contra el poder real. De los que cuando el gobierno nacional necesitó el apoyo de sus propios legisladores para sostener una política distributiva, aconsejaron no confrontar, no agredir, dialogar…y de la sugerencia del diálogo pasaron a la lisa y llana sobada de lomo a los neogolpistas agrarios, dándoles los votos necesarios para voltear la iniciativa.


Está inscripto en la lista de los que traicionaron al proyecto que votaron, al mandato del partido al que representan y, en el caso particular del cordobés, a las luchas populares de las que participó cuando tenía menos años y mas vergüenza.


En ese marco no puede sorprender que el hombre que se opuso a las retenciones dirigidas a las ganancias extraordinarias de un sector enriquecido por una coyuntura internacional, no haya tenido inconvenientes en aplicar retenciones a uno de los sectores mas necesitados y apremiados del escenario social, como son los jubilados. No estaban aquí en discusión rentas extraordinarias sino ingresos alimentarios. No se ponían en discusión ni en riesgo un nuevo recambio de la 4x4, ni la participación en el boom inmobiliario-sojero, sino la posibilidad de vivir con dignidad, acceder a la alimentación y a la salud.


Los cordobeses, que aportan el 18% de sus ingresos al sistema previsional local, encontraron que sus haberes volvían a ser, como en la década pasada, la variable de ajuste ante la crisis.


La represión posterior exhibe la única respuesta que tiene ese modelo que conocimos tan bien tanto con Menem como con De la Rúa, ante los reclamos populares.


No es casualidad, menos aún incoherencia. Schiaretti en la Rural, Schiaretti recortando jubilaciones y Schiaretti repartiendo garrotazos y gases lacrimógenos son parte del mismo modelo y del mismo proyecto.


Del proyecto de la Argentina neocolonial, oligárquica y autoritaria que ya conocimos. Y a la que nos quieren llevar de vuelta.