martes, 22 de julio de 2008

De Esta Traición No Se Hablará










En la votación acerca de las retenciones móviles en el Senado, los tres representantes de la provincia de Salta emitirán su voto por la negativa. Defraudarán así el mandato recibido en la ocasión que la Constitución Nacional determina para ello, es decir en el último acto eleccionario celebrado en octubre del año pasado.

No recibirán crítica alguna por ello, en los grandes medios de prensa nacionales, encolumnados sin hesitaciones junto a la escuadra agro patronal. No escucharemos sus nombres ni una sola vez en la radio ni en la televisión, y a ninguno de los conspicuos opinadores que desde la prensa oral o escrita acostumbran laudar acerca de que es democrático y que no le es.

Sus domicilios no recibirán la indeseada visita de republicanos escrachadores, sus direcciones de correo y sus líneas telefónicas no recibirán cientos de mensajes insultantes, mientras que provistos de d’angelianas garantías, podrán circular por las calles de su ciudad, sin el sambenito mediático hoy reservado para los que se alinean con el proyecto político consagrado en las urnas.

El caso salteño merece ser destacado, aunque sea en este modesto blog, pues la prensa no lo hará, por la enormidad del despropósito que significa: en el último acto electoral fueron electos Senadores Nacionales Juan Carlos Romero y Sonia Escudero por el Partido Justicialista con el 49,97% de los votos y Juan Agustín Pérez Alsina por el Frente para la Victoria con el 39,37%. Los que sumados representan el 86,34% de los votos válidos; ambas listas apoyaban a nivel nacional la fórmula Fernández de Kirchner-Cobos que logró así una aplastante victoria en la provincia norteña.

Juan Carlos Romero, el verdugo del monte salteño, hasta entonces multi reelecto gobernador, acompañó la formula K sin duda por conveniencia política y no por convicción, buscando evitar una fuga del voto peronista que pusiera en entredicho sus posibilidades electorales, las que de todos modos quedaron mal paradas con la derrota sufrida por su candidato a sucederlo, Walter Wayar a manos del Juan Manuel Urtubey, que encabezó la fórmula del FPV.

Si desde lo ideológico es indudable que Romero estaba y está mas cerco de candidatos como Rodríguez Saa o López Murphy, y que su mentor es Carlos Saúl Menem, a quién acompañó en la fórmula presidencial en 2003, no es menos claro que el programa al que adhirió, al menos formalmente, al apoyar a Cristina Kirchner es el que hoy está en entredicho en el Senado, y que él traicionará con su voto. De su fiel escudera Sonia Escudero no es posible esperar otra cosa: hizo oposición desde su banca en la Cámara Alta al gobierno de Néstor Kirchner desde 2003.

En definitiva ambos, soportes desde la práctica y desde lo ideológico de la política de los 90: del desguace del Estado, del sometimiento del interés nacional al de los organismos financieros internacionales, de las “relaciones carnales”, de los ajustes en contra de los trabajadores y varios etcéteras mas.

El caso del senador Pérez Alsina, del FPV, patentiza una debilidad política en el armado electoral del frente que llevó a Urtubey a la gobernación: en su afán por vencer al romerismo se aliaron con el Partido Renovador Salteño. Pero concedieron más de lo aconsejable: otorgaron a su conservador aliado la banca en el Senado que debieron reservarse en su calidad de representantes legítimos del oficialismo kirchnerista en Salta. Y el aliado conservador, en la persona de Pérez Alsina, olvida en este trance la plataforma votada y la alianza vigente, y se pronuncia de acuerdo a sus tradicionales e históricos alineamientos vacunos.

En definitiva el reciente voto de 9 de 10 salteños no tendrá voz ni voto hoy en el Senado Nacional, malversado por sus tres representantes que por convicciones ideológicas, afán desestabilizador o pertenencias de clase, votarán en consonancia con las pretensiones de sectores claramente minoritarios en esa provincia.

Y ningún de los grandes medios de prensa dirá que eso es una traición a la democracia.

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