viernes, 31 de octubre de 2008

Abanderada de la Tragedia

El tópico de tomar a la chacota las declaraciones de Elisa Carrió, de imaginarla recibiendo instrucciones del duende que parece tener parado en el hombro susurrándole en el oído, de inventar chistes respecto a la identidad de los seres a los que dedica guiños y miradas de costado mientras desgrana tremebundeces, en fin de minimizarla como si fuera una orate que caminara, descalza y zaparrastrosa, por las calles a la espera de quién se apiade de ella y la interne en un hospicio, es no solo inexacta sino que contribuye a trivializar a una auténtica exponente de una tragedia argentina. A la que, sin duda, hay que tomar bien en serio.

Tengo para mi, desde mi posición de lego en psiquiatría, que algunas de las conductas de Elisa Carrió lindan con la insanía. O por lo menos con algún grado de obsesión que exterioriza un trastorno mental, aunque sea incipiente. Pero no creo que su conducta pública esté impulsada por arrestos erráticos, ni que ella no sea capaz de calcular hacia donde procura ir y que medios utilizará a tal fin. Creo que se equivoca de objetivos y de medios, y que el sucesivo cambio que en ella se fue dando desde que surgió a la consideración pública como una radical contestaria de la conducción de su partido, a la que corría por izquierda, dispuesta a sumir un rol que se diría de fiscal de la república, hasta esta versión desmadrada, una caricatura de todo lo que buenamente insinuó y malamente terminó, con un continuo corrimiento a posiciones de derecha, patentiza el carácter oportunista de alguien que buscó su lugar bajo el sol en el escenario político a como de lugar y que hoy no puede ser ubicada, en realidad, ni a la izquierda ni a la derecha, no por buenas razones jauretchianas, sino porque su comportamiento solo puede ser emparentado con la práctica política por vagos lazos de acumulación personal a despecho de la institucionalidad o de la supervivencia del sistema democrático.

Y a ello me refiero cuando hablo de tragedia: esta mujer fue hace menos de un año la segunda candidata presidencial mas votada. Su apocalíptico discurso no la coloca, sin embargo, en un supuesto rol de jefa de la oposición, pues su permanente invocación a la desmesura patentiza su ausencia de vocación para canalizar sus esfuerzos opositores por los carriles institucionales: alguien que tome literalmente sus palabras no debería entender otra cosa que el llamamiento a la insurrección, desde las benévolas formas de la desobediencia civil al estilo gandhiano hasta la revuelta de sangrienta violencia. ¿Que otra cosa debería hacer una persona decente si descubre que es gobernada por Adolfo Hitler (o por Eva Braun, por caso), por Nicola Ceausescu o por algún otro de los personajes del gran guiñol que en la visión carrotiana detentan el poder en Argentina?. Es decir oposición ejercida no como contraposición de ideas distintas a las de los gobernantes, no como exhibición de planes superadores, ni siquiera como expresión de un disenso absoluto con un proyecto que se pretende vencer en las urnas, sino oposición de partisano, de maquis que luchan contra una potencia ocupante, que pone al opuesto en el lugar de la "otredad" absoluta en la que no hay lugar para ninguna expresión de algo en común, de algo que humanice al enemigo.
Y la impresión de tragedia se profundiza con cada nueva declaración que profundiza la brecha, que hace replantearse la duda en torno a si corresponde el análisis desde lo político o desde lo psiquiátrico. Es que probablemente esta expresión desquiciada, que ve en un debate acerca de retenciones agropecuarias una ocasión para anunciar el apocalipsis o en un proyecto previsional una oportunidad para mentar los trenes de la muerte del nazismo, sea también la expresión de un sector de la vida argentina, de determinados sectores sociales capaces de ver la realidad en esos términos. Lo que permite hacer abstracción de la propia Carrió persona, convirtiéndola en emergente, en abanderada de una patología social.
Uno puede calcular que agravia a designio, sabiendo que nadie la querellará para evitarle su deseada victimización. Uno puede pensar que su recurrencia con paralelos hitlerianos revela además de una falta de respeto impresionante por las víctimas de dictaduras y de genocidios reales, un notable desconocimiento de historia o una obsesión malsana con determinado capítulo de la misma. Uno puede entender que su estilo político es claramente autodestructivo porque como Penélope va destejiendo de noche lo que teje de día. Uno puede racionalmente explicarse muchas cosas. Pero no puede sino causar un profundo desasosiego que el escenario político argentino haya parido algo así.
Que lo que debiera encarnar la alternativa institucional al actual gobierno, solo sea un grito de odio profundamente antidemocrático, una propuesta a saltar a un oscuro magma de confusas visiones mesiánicas, denuncias irresponsables y magalomanía.

10 comentarios:

Néstor Sbariggi dijo...

Carpe: Es que Carrió sobreactúa el desprecio que ciertos porteños tienen por el enclave de Africa sito en Balcarce 50. Y cuando e le meten en el terreno de poner el titular ahi se activa su máquina de odio calculado. Carrió no es loca, es perversa. Y es un emergente de la negaciòn de la política, el acuerdo, de generar un polo en la relación de fuerzas para imponerse pero viendo al otro como adversario a vencer y no como enemigo a eliminar.

Uno no puede dejar de hablar de Carrió, a pesar de uno.

Saludos.

walter besuzzo dijo...

exacto Nestor hace tiempo bucaba la palabra es perversa

Ezequiel dijo...

Carpe, felicitaciones, está muy bien escrito, y tiendo a acordar en los ejes principales. Carrió es un síntoma social.

Eva Row dijo...

Eso que la alternativa al gobierno sólo sea odio, es lo que es. Esa es la alternativa al gobierno, eso es la oposición, el odio generado por las victorias del gobiernos no de los errores.

Anónimo dijo...

Bien ingeniero, Carrió perversa me cierra.
A todos, gracias por leer y comentar.

Anónimo dijo...

Es cierto, es perversa y peligrosa, porque se pone al frente de algunos desquiciados y otros no tanto, que a esta altura opinan que a "estos", a "esta dictradura", hay que voltearlos de cualquier forma. Y ella pretende darles contencion y justificacion.
No hay que subestimarla, es pelgrosa.
Mientras tanto: Salven a Charlie! Encierren a Lilita!

Anónimo dijo...

,,vi el programa de Nelson Castro y su reportaje a nuestra "Juana de Arco". Creo haber entendido (habia mucha gente y no era claro el audio), que caracterizó al gobierno K+K, como el más deleznable desde el "53" en adelante. Me sorprendió no tanto su infelíz opinión como la "cara de nada" del inefable y "serio" Nelson C. Coincido con el artículo, pero, empecemos también a cuidarnos de los periodistas "serios". Saludos

Anónimo dijo...

Estimado Carpe Diem. He llegado a su blog por recomendación de la nota de Obama, en la que vi un fiel reflejo de la doctrina peronista, sobre todo en la proclamada tercera posición que tan bien nos explicó el general. Pero, en su comentario sobre la Dra. Carrió debo decir que, lejos está de comprender la verdadera doctrina nacional justicialista, nacional y popular. Pues justamente, la doctora Carrió es una de las patas del equilibrio del poder, ella, sin querer o tal vez sabiendo pero no confesando, ha sabido pasar de posiciones progresistas a posiciones conservadoras, de acuerdo a las circunstancias. Nosotros, los que conocimos, leímos y analizamos los discursos del general Juan Domingo Perón, bien pudimos comprender que lo más importante era la lectura de la realidad, la solución de problemas concretos, en lugar de deambular caminos ideológicos que nos lleven a posiciones irreconciliables. En este sentido la doctora Carrió, queriendo o sin querer, es una fiel exponente del más genuino pensamiento peronista, del cual, en este caso, estimado Carpe Diem, a partir de su comentario lo veo totalmente ausente. La líder de la oposción marca el contrapeso necesario para contener al pueblo argentino. Mientras un gobierno con el sello justicialista ejerce la presidencia, ella ayuda desde su tarea dando una respuesta a los inconformistas de siempre. Lo decía el general "para un argentino no hay nada mejor que un argentino" y en este caso, más aún "para una argentina, no hay nada mejor que otra argentina". El general que todo lo vio antes, fue promisorio al darle un lugar a la mujer. Y hoy pues mujeres como Elisa Carrió y Cristina Fernández saben comprender ese espacio. En cambio, comentarios como el suyo no hacen otra cosa que alimentar al gorilismo y cipayismo que vive en el inconciente colectivo de la sociedad.
Lo saludo muy cordialmente
Albero Rossi

Anónimo dijo...

Estimado Alberto Rossi:
Si sus palabras, atribuyéndole a Carrió el caracter de fiel exponente del pensamiento peronista son una humorada, no puedo menos que felicitarlo por transitar con acierto los carriles del humor absurdo.
Si por ventura lo dijo en serio, también debería felicitarlo por tal exhibición de humor involuntario.
En cualquier caso, un cordial saludo y gracias por leerme.

Igrac komarac (El mosquito bailarín) dijo...

Muy bueno Don Carpe, la semana pasada en un almuerzo hablábamos en términos de ucronía, que diría esta insana en el caso que por x razones extrañas el Reino Unido decidiera devolvernos las Malvinas, y en poco tiempo improvisamos tres razones críticas de nuestra "Jean D´Arc" por las cuales deberíamos rechazar las islas, es que esta perra sufre ante un logro del gobierno sea lo que fuere. Esta loca perversa se regocijaría con la desgracia de nuestros hijos y el hambre de los argentinos, ella debe rezarle a su dios todas las noches por que el desastre caiga sobre nuestra Patria, debe soñar con un Apocalipsis, se debe imaginar gritando sobre las ruinas un "yo lo pronostiqué".

Esta enferma ya te lo he dicho antes, la duración de su gobierno se mediría con cronómetro, solo estaría lo que dura en ponerse en marcha el helicóptero presidencial, que se convertiría con ella en "Transporte de Fracasados".

Y si se quedara y ardiera en el patíbulo como ella debe tener prefijado su destino, la tendríamos prendida por bastante tiempo dado la grasa que acumula.
Crucifixión no dado que la ley de la gravedad se lo impediría.

Salu2