martes, 28 de octubre de 2008

No Hay Plata



"No hay plata" dice Mauricio Macri en conferencias de prensa y declaraciones públicas.
"No hay plata" boquea Horacio Rodríguez Larreta en la Legislatura y en la televisión.
"No hay plata" susurra Gabriela Michetti, por las propias o traduciendo a su jefe.
Bien, no hay plata para mejorar salarios docente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Queda dicho y redicho por las caras visibles del gobierno Pro porteño que el problema es que no tienen plata para los maestros. Si no fuera por esa imposición de una caja escasa, ellos encantadísimos.
Pero la frase está renga, incompleta. Porque ni Macri, ni Rodríguez Larreta ni Michetti se animan a decirla completa. La frase completa sería "No hay plata para vos, docente". Porque para otras cosas, sí hay plata.
La asignación de recursos en el Presupuesto es claramente una expresión de ideología, término que horroriza a estos muchachos Pro que casi lo usan como insulto o en el mejor de los casos como acusación. Pero que desde que se hicieron cargo del gobierno porteño han abandonado las vaguedades cool que caracterizaron su no-propuesta de campaña para mostrarnos que debajo del cotillón la vieja derecha reaccionaria sigue siendo la misma.



Quizás en casos como estos es que Macri puede dar el toque diferencial, y mostrarnos como gestiona un empresario, siendo que su condición de tal fue ofrecida como una característica que lo iba a mostrar mas eficiente que sus predecesores. Y bien, aquí tenemos en acción al empresario, que trayendo a la función pública la experiencia obtenida ante reclamos de comisiones internas de Sevel se ataja con "no hay plata".
Cuando se discute un pedido de mejora laboral en la actividad privada el "no hay plata" también significa "no hay plata para vos". Al final, toda ecuación de costos debe dejar en claro que lo que no se discute es la renta empresaria, el lucro. Macri empresario ganará siempre y los laburantes deberán entender que recién habrá plata para atender sus reivindicaciones cuando cada una de las pretensiones y exigencias patronales estén satisfechas, ámbitos a los que los asalariados no tienen acceso ni se les permitirá discutir.
El Macri Jefe de Gobierno también dice "no hay plata". Pero aquí no hay lucro en juego de su parte, por lo menos no oficial ni legalmente. El ámbito al que los maestros de la escuela pública no llegan, no tienen acceso ni, mientras Macri pueda, se les permitirá discutir es aquel en el que sí hay plata para garantizar el pago de subsidios a la escuela privada de la ciudad. Escuelas confesionales o no, que ganan plata vendiendo educación y que aligeran costos recibiendo del Estado porteño en promedio el 80% (hay casos del 100%) del importe total de los salarios que abonan a sus docentes.
La tenaz negativa macriana, claramente ideológica, ha comenzado a resquebrajarse, presionado por una huelga docente por un lado y por el accionar de la Legislatura por el otro.
No es su perfil de "empresario exitoso" sino el de administrador de bienes públicos, tangibles como el dinero del fisco e intangibles como la educación el que debería exhibirse. Pero el olmo sigue sin dar peras.
Su penoso desempeño público, que no puede ser disimulado por su empeñosa escudera que rueda tras él en su desgastado y múltiple intento de humanizar a su mentor y traducir lo que según ella él dice, y menos por la espantosa impresentabilidad de su Jefe de Gabinete que por momentos parece estar a la derecha de Macri, lo enfrenta a un conflicto para el que empiezan a no alcanzar las frases fabricadas por Durán Barba.

1 comentario:

Verboamérica dijo...

La diferencia entre manejar un club y una ciudad es que cuando no hay plata no tenes un jugador para vender...