No Reiterar Errores

Si el gobierno se animó a acometer la reestatización de Aerolíneas Argentinas primero y la reestatización del régimen previsional ahora, creo que un tema que queda cerrado es aquel que discute la capacidad de iniciativa luego del traspié en el tema retenciones.

Está voluntad de seguir gobernando y no ser gobernado por el establishment sigue siendo la gran característica, el sello K del ciclo que se inició en mayo de 2003.

La paralela ausencia de construcción política, en términos de apoyatura popular para empresas que así parecen requerirlo, en la medida en que se proponen retorcer la cola al león, es también una característica que a esta altura podemos suponer también definitiva, y que a priori implica sino límites, seguramente interrogantes no ya acerca de la capacidad de iniciativa, sino de éxito de estas propuestas. Quizás no esté de mas, otra vez, comparar nuestro proceso con el de dos hermanas naciones, Bolivia y Venezuela, cuyo liderazgo enfrenta a enemigos quizás aún mas poderosos pero que ha sabido estructurar bases de organización popular de cuya eficacia a la hora de defender los gobiernos populares ha habido reiteradas pruebas.

No es el tema de este post el análisis del sistema previsional que se propone abolir el Gobierno. Hay muchos mas capacitados para analizar en detalle el engendro propio de la etapa del Estado desertor de sus obligaciones mas indelegables, que hoy se propone liquidar.

Quizás solo cuadre señalar que no hay nada mas antiprevisional que la especulación financiera. La combinación de esta, en manos privadas, con un sistema de cuentas individuales resulta destructivo para los que aportan y para los que vienen, roto el pacto de solidaridad intergeneracional sobre el que debe fundarse toda previsión social.

El mal funcionamiento del sistema jubilatorio argentino previo a los '90 exigía entonces y exigirá en el futuro la implementación de política de Estado destinadas a sanearlo. También, por supuesto, de políticas laborales destinados a promover el trabajo regular, con aportes, para todos los laborantes. Pues sin aportes, a raíz de exceso de trabajo en negro o simplemente por desocupación masiva, no hay sistema previsional que aguante.

Pero muy a la menemista se solucionó el problema dinamitándolo. La famosa "cirugía mayor sin anestesia", que constituyo la imbécil muletilla empleada por el fantasma de Anillaco para disfrazar de heroicidad sus disparates a designio, implicó un régimen-cárcel al que se podía entrar pero no salir, con comisiones usurarias, con un diseño sólo apto para economías estables y de pleno empleo. Aunque curiosamente tampoco las economías con baja tasa de desempleo o con estabilidad adoptaron, en el mundo, este sistema.

Lo cierto es que la decisión de terminar con las AFJP no puede menos que ser recibida con alegría por los que esperamos que se gobierne de acuerdo al interés nacional, que es el interés de la gente. Lo que si debe ser materia de comprometido interés es la etapa de discusión de la ley de reforma del sistema previsional. Otra vez se ha decidido tocar intereses muy pesados, en este caso de bancos y entidades financieras, con recursos para hacer lobby en los siempre dispuestos medios de prensa y presentar a la medida como un robo, como una medida mentirosa destinada a "hacer caja" y no a beneficiar a futuros jubilados, como una medida beligerante y falta de consenso, y toda la retahíla habitual de argumentos de armas dialécticas, algunas recientemente usadas en el conflicto agropatronal.

La severa falta de prestigio de las AFJP juega a favor del Gobierno, pero no debe despreciarse el poder de fuego de los medios aliados al poder real. Está tan fresca la experiencia anterior, que así como creo que debemos celebrar la voluntad de "no arriar banderas", también espero que no se reiteren errores comunicacionales y de gestión. Una vez mas lo que está en juego es dinero. Muchísimo dinero.

Y el escenario está lleno de lobos dispuestos a explicarles a las ovejas que es lo que mas les conviene a ellas.