martes, 18 de mayo de 2010

Patologías Sociales




Hay pliegues de la sociedad argentina que resultan difíciles de entender. Contradicciones tan flagrantes que parecen ser materia ya no de la politología o de la sociología, sino quizás de la psiquiatría.

Lo digo a propósito de la marcha pública en General Villegas, que ya tuvo un bis, en apoyo a esos tres señores, mayores de edad, que se solazaron filmando sus conjuntas escaramuzas sexuales con una menor de 14 años.

Y que ahora afrontan la posibilidad de una larga condena penal, de la que sus familiares, amigos y favorecedores los defienden alegando acerca de la inmoralidad y vida disipada de una piba casi niña quién, a tenor de ese relato, termina siendo la culpable de la desgracia "que cae sobre tres familias".

El video lleva varios meses circulando en una comunidad pequeña, que no podía ignorar la edad de esta chica, cuyo consentimiento eventual no puede ser tomado como atenuante de la conducta de los mayores, sino como exhibición de sus carencias afectivas y formativas, que sólo permiten reafirmar su condición de víctima.

Hoy Gral. Villegas puede ser considerado un espejo ingrato en donde mirarnos, el mismo en el que se reflejan un abusador de menores, librado de la cárcel por tecnicismos legales, convertido en imagen del porteño piola, vendedor de "bambifrases", abonado a entrevistas condescendientes donde jamás se le pregunta lo que habría que preguntarle, e imagen institucional de Cablevisión en su campaña publicitaria mundialista. Un ganador el Bambino Veira. El mismo que tuvo acceso carnal con un menor de 13 años.

El mismo espejo en el que se refleja el mediático sacerdote que abusando de su situación de poder, y del respeto que inspiraba en menores necesitados de alimento material y espiritual, les arruinó sus vidas a cambió de su propia y baja satisfacción. Cura Grassi que tuvo también sus marchas de apoyo y su Portal indignado acusando a las víctimas de ser victimarios.

El mismo extraño espejo que refleja a una sociedad en la que la mas reconocida autoridad en materia de pedofilia, en su abordaje terapéutico, termina preso por abusador de menores, como ocurrió con Jorge Corsi, sin generar entre sus pares las condenas al menos morales que tal conducta exigiría. Y sin que sus vecinos de la calle Paraguay y Guise terminen de entender porque si está beneficiado por prisión domiciliaria, se lo ve aún pasear por las calles del barrio e ingresar acompañado de jovencitos a su departamento.

Digo, es la misma sociedad en la que en el mismo ámbito, y a veces en la misma persona, conviven la idea de la pena de muerte como solución para terminar con los violadores, y la admiración por el violador lo suficientemente ingenioso o poderoso como para escapar de su condena.

3 comentarios:

LUX AETERNA dijo...

Muy buen post, y muy inteligente razonamiento, es verdad, los mismos pelotudos que están a favor de la pena de muerte o castración química para los violadores, no se pierden al "Bambi" con sus ingeniosas frases.
Nunca entendí a los cultores de relaciones homosexuales que niegan por su actitud activa y dominante su calidad de tales. Hay un programa lamentable a la noche dirigido por Fantino un tal Coco y suele ir este delincuente del Bambi, verdadero engendro y burbuja de los noventa, donde la piolez se confunde con la ignorancia absoluta, oirlo a ese Fantino y Cía. sorprende por la estrechez e ignorancia.

Daalla dijo...

Gracias por entrar a comentar en mi blog y por tus interesantes aportaciones. Es un placer y más sabiendo quién eres. Espero visitar también el tuyo de vez en cuando pues veo que, aunque con las diferencias normales, tanto en tu país como en el mío ocurren por desgracia hechos parecidos que nos hacen pensar en "el mundo al revés".
Saludos

Hoteles Santa Marta dijo...

Excelente entrada, que ironía tanta alfombra roja que desplegaron para él y e aquí las consecuencias.