martes, 5 de agosto de 2008

Ahora si: Schiaretti a favor de las retenciones


Pese a la difícil situación en su provincia, el gobernador cordobés Juan Schiaretti se hizo un tiempo para pasar el sábado por las tribunas de la Sociedad Rural. No podía dejar de avalar con su presencia la reivindicación de la vieja Argentina agropecuaria y “granero del mundo” apta, eso si, para no mas de 10 millones de argentinos, que Miguens practicó ante el aplauso de sus habituales cómplices y de sus nuevos aliados.


Vaya paradoja, pocos días antes Schiaretti derramó lágrimas en los Tribunales cordobeses al conocerse la condena a prisión perpetua del represor Luciano Benjamín Menéndez. Y hablo de paradoja porque seguramente varios de sus gentiles anfitriones del sábado también derramaron lágrimas el día de la condena, pero no de alegría, sino de indignación.


De todos modos, la política económico social que se implementa en la provincia mediterránea acorta rápidamente todas las distancias que en cuanto a concepción ideológica aún eventualmente puedan separar a Schiaretti de la oligarquía argentina. Tanto así, que de esmerarse un poco mas es posible que el delfín de De la Sota tenga ocasión de lograr su propio “cordobazo”.

El escenario cordobés resulta ilustrativo del país que nos proponen los amigos del orden (ajeno), y que sin duda ha de parecerse mucho, y en lo peor, al que conocimos en los ’90. Schiaretti formó parte de la corte de pejotistas que avaló de palabra y de hecho el atropello a las instituciones y a la democracia perpetrado hasta aquí impunemente por las patotas agrarias que tomaron a la ciudadanía argentina de rehén durante mas de cuatro meses, cortando rutas, desabasteciendo a la población, obligando a tirar a la basura alimentos de primera necesidad echados a perder, amenazando a los que se atrevían a disentir.


Schiaretti se alineó junto a los Rodríguez Saá, los Romero, los Reutemann, y demás logreros que escudados detrás del escudo del PJ malversaron con su voto en el Senado el legado de Perón, como hicieron o ayudaron a hacer a Menem durante toda la segunda década infame.


Forma parte de aquellos que jamás van a confrontar contra el poder real. De los que cuando el gobierno nacional necesitó el apoyo de sus propios legisladores para sostener una política distributiva, aconsejaron no confrontar, no agredir, dialogar…y de la sugerencia del diálogo pasaron a la lisa y llana sobada de lomo a los neogolpistas agrarios, dándoles los votos necesarios para voltear la iniciativa.


Está inscripto en la lista de los que traicionaron al proyecto que votaron, al mandato del partido al que representan y, en el caso particular del cordobés, a las luchas populares de las que participó cuando tenía menos años y mas vergüenza.


En ese marco no puede sorprender que el hombre que se opuso a las retenciones dirigidas a las ganancias extraordinarias de un sector enriquecido por una coyuntura internacional, no haya tenido inconvenientes en aplicar retenciones a uno de los sectores mas necesitados y apremiados del escenario social, como son los jubilados. No estaban aquí en discusión rentas extraordinarias sino ingresos alimentarios. No se ponían en discusión ni en riesgo un nuevo recambio de la 4x4, ni la participación en el boom inmobiliario-sojero, sino la posibilidad de vivir con dignidad, acceder a la alimentación y a la salud.


Los cordobeses, que aportan el 18% de sus ingresos al sistema previsional local, encontraron que sus haberes volvían a ser, como en la década pasada, la variable de ajuste ante la crisis.


La represión posterior exhibe la única respuesta que tiene ese modelo que conocimos tan bien tanto con Menem como con De la Rúa, ante los reclamos populares.


No es casualidad, menos aún incoherencia. Schiaretti en la Rural, Schiaretti recortando jubilaciones y Schiaretti repartiendo garrotazos y gases lacrimógenos son parte del mismo modelo y del mismo proyecto.


Del proyecto de la Argentina neocolonial, oligárquica y autoritaria que ya conocimos. Y a la que nos quieren llevar de vuelta.

1 comentario:

Goliardo dijo...

Paradoja: el gobernador llora (de alegria, quiero creer) cuando condenan al "enemigo" Luciano Benjamin Menendez, y visita a los "amigos" de la SRA, Estos ultimos, amigos del asesino.