lunes, 22 de septiembre de 2008

Discrimina discriminador




El señor del gesto iracundo y la mirada sacada se llama Raúl Ulloa, es ingeniero, y preside el club Gimnasia y Esgrima de Jujuy, que juega en la 1ra. división del fútbol argentino.
Acaba de presentar su renuncia a ese cargo y sus compañeros de comisión directiva luchan para disuadirlo, aunque reconocen que "al ser humano lo sacan de sus cabales situaciones así". Él por su parte anuncia que pondrá en juego 20 años de dirigente para que esto no vuelva a pasar.
¿Que es lo que pasó? Pues que en el partido entre su club y Argentinos Juniors, el árbitro Saúl Laverni sumó a una mala actuación que incluyó un gol aparentemente mal anulado a los jujeños y un tiro libre para Argentinos que derivó en gol, también mal sancionado, un detalle que seguramente sumado a lo previamente dicho, terminó de enfurecer a Ulloa y los suyos: en varios encontronazos del partido se dirigió a los jugadores jujeños llamándolos "bolivianos". Esto, que en principio debería considerarse un agravio para los naturales de Bolivia, visto el tono despectivo usado por el referí, se convierte vuelta de tuerca mediante en una ocasión propicia para que Ulloa se ponga a la altura de Laverni cuando dice que "de ninguna manera voy a aceptar que este señor trate a los jujeños de bolivianos". Queda dicho entonces: para el señor Ulloa la palabra boliviano es un insulto que no se debe aceptar. No se enoja con Laverni porque usa un gentilicio como insulto, sino porque lo dirige a sus muchachos que claro está, no han cometido el despropósito de ser bolivianos.
Para extender un poco mas la mancha venenosa de la discriminación, ayer el diario deportivo Olé califica en tapa de "grave acusación" lo dicho por Ulloa, con lo que queda claro que para ese diario o por lo menos para su titulero y su distraído jefe de redacción, también es grave calificar de boliviano a un honesto ciudadano argentino.


Este hecho, quizás marginal, quizás poco importante, demuestra lo profundo del fenómeno discriminatorio. Si Laverni discrimina adrede, está claro que Ulloa y el diario Olé discriminan sin siquiera darse cuenta, como un hecho natural. Ulloa condena la discriminación, está dispuesto a jugarse su carrera de dirigente para enfrentarla pero sucumbe ante mecanismo mentales perversos y termina discriminando de una manera peor que la de aquel a quién acusa.
Una anécdota real, propia del falaz "folklore del fútbol": era, y aún es bastante común, que en partidos entre equipos salteños y jujeños, los hinchas de los primeros recibieran a sus jugadores al grito de "AR-GEN-TINA, AR-GEN-TI-NA", una manera de zaherir a sus rivales, ya que está implícito en el uso del cántico reservado para partidos internacionales, que los jujeños no son argentinos: son bolivianos. Y eso debe producir, y de hecho produce el profundo enojo de los jujeños.


Una línea inexistente en la realidad, trazada en los mapas, desmintiendo un pasado histórico común, separa pueblos y culturas hermanas y convierte a la palabra que define una nacionalidad en un agravio. En realidad demuestra una profunda limitación, una tara que afecta la percepción de la realidad y que impide ver en el otro a un igual, convirtiendo su "otredad" en el elemento para el odio y el desprecio.
Los terribles hechos vividos en Bolivia, que llegaron al asesinato genocida son mucho mas graves que esta anécdota futbolera. Pero en estas pequeñeces anida el mismo monstruo que en circunstancias favorables para su desarrollo termina sembrando su camino de muerte y espanto.

4 comentarios:

Rob Rufino dijo...

El argentino medio es tan racista...
Tanto que me asombra que el arbitro y Ulloa no hayan dicho la palabra "bolita"...

Buen post.


Abrazo,

Rob Rufino
Rosario - Argentina
http://www.catanpeist.com.ar

Eva Row dijo...

Excelente nota Carpe Diem. Ahora cuadraría que en las canchas de fútbol todos los concurrentes llevearan un cartel que diga: Todos somos bolivianos. ¿No va a pasar, no? Gracias por tu nota.

Anónimo dijo...

No Eva, supongo que no va a pasar.

Enrique Martín dijo...

El fútbol es una caja de resonancia. Las hinchadas se gritan "boliviano", "paraguayo", "negros de mierda", así como la clase media usa la misma modalidad para sus comentarios habituales. Dijo una vez Umberto Eco: "Lamentablemente, el gen de la intolerancia no es posible erradicarlo. Cuando un niño de seis años agrede a otro con un insulto racista (que aprendió en su casa) ya está perdido para la sociedad. No hay escuela que lo salve...".
PD La nota es muy ilustrativa.