martes, 30 de septiembre de 2008
La Furia del Mayordomo
Volver a los Noventa
La decisión de Mauricio Macri de disponer la no renovación de los contratos de los hombres mayores de 65 y las mujeres de mas de 60 años (ver aquí) afecta a un número relativamente reducido de trabajadores. Es probable que en los próximos días haya agitación con este tema, pero es también probable que con el tiempo esa agitación se apague: SUTECBA ya ha dado pruebas desde el inicio de esta gestión de su escasa combatividad, por decir poco. Los contratados veteranos no son una masa aportante y el difícil que gente de esa franja etaria le de vuelta la ciudad al macrismo. La oposición no tiene el número de legisladores para frenar esta medida.
Pero hay otro elemento para tener en cuenta, y que seguramente fue tenida en cuenta por los que tomaron la decisión: esto está en línea con lo que quiere el votante típico de Macri. Cualquier medida que se tome contra laburantes públicos será bienvenida (para confirmarlo, dénse una vuelta por los comentarios de los lectores de Lanata). Así personas que son víctimas de la precarización laboral provocada por el Estado (y esto lo hacen todas las Provincias y la Nación), y que prestan servicio durante años con contratos que encubren su relación laboral, sin aportes mas que el monotributo a su cargo, sin obra social, sin vacaciones y sin licencia por enfermedad, son víctimas de una decisión programática que los saca del mercado laboral a la edad en la que mas difícil les va a ser reinsertarse. Y con el aplauso de la tribuna adicta, para la que cualquier empleado público es un vago.
Bueno, así eran los Noventa. Menem tuvo claro que hacer, y comprobó que cuando destruía empleo sólo se resistían y luchaban los directamente afectados. Así que si primero se cargaba a los ferroviarios, después a los petroleros, luego a los aeronáuticos, mas adelante a los telefónicos, el resto de la sociedad miraba y seguramente consideraba que eso era un problema de esos tipos que "no quieren laburar y quieren todo de arriba".
jueves, 25 de septiembre de 2008
La Valija: una de Maxwell Smart
El seguimiento diario de la historia, por lo menos por estas pampas, permite a una manipulada audiencia, ir dando por verdades algunas afirmaciones que no pasan de eso.
Por ello hasta hoy los grandes medios dan por cierto que los 800 mil dólares de la valija eran para financiar la campaña electoral de Cristina. A partir de ahí, piedra libre para cualquier tipo de conjeturas, que por libre asociación permite mezclar coimas, negocios petroleros, blanqueo de dinero, drogas, otras valijas millonarias etc., aunque algunas hipótesis sean contradictorias con las demás.
Veamos un breve racconto de los sucesos:
1. En agosto del año pasado un avión rentado por Enarsa, en el que viajaban desde Caracas el presidente de esa compañía y el entonces titular de OCCOVI, Claudio Uberti, en compañía de ciudadanos venezolanos arribó en horas de la madrugada a Ezeiza. En un control de rutina de la Policía Aeroportuaria se descubrieron 800 mil dólares en una valija que el pasajero de cortesía venezolano Guido Alejandro Antonini Wilson (aquí) dijo que era de él. El dinero se incautó, y se inició un sumario contravencional contra el portador.
2. Dos días después, y sin hacer ningún esfuerzo por reclamar los dólares, ni aclarar el origen de los mismos, Antonini Wilson se fue del país. Viajó a Miami, donde reside habitualmente (tiene doble nacionalidad, venezolana y estadounidense).
3. En Argentina la investigación pasó del ámbito correccional al penal económico, quedando a cargo de la jueza Marta Lovatti. La causa fue recalificada como contrabando y lavado de dinero, y se pidió a la justicia usamericana la extradición de Antonini. Además el juez federal Ballesteros inició una investigación para determinar si algún funcionario argentino había cometido delito en ese episodio. Adicionalmente y en pocos días la situación hizo rodar las cabezas de Uberti y en Venezuela del presidente de la petrolera estatal PDVSA, cuyo hijo también viajó en el malhadado vuelo.
4. Mientras la justicia americana no resolvía sobre el pedido argentino, pese a la vigencia de un tratado bilateral en materia de extradiciones, Antonini Wilson se hacía asesorar por el abogado penalista argentino Guillermo Ledesma. Según manifestó este, nada se discutió entonces sobre el origen del dinero.
5. En diciembre fueron detenidas en Miami 4 personas, 3 venezolanos y un uruguayo, y acusados de haber pretendido extorsionar a un ciudadano estadounidense (Antonini) y de desarrollar actividades secretas a favor del gobierno venezolano en territorio yanqui. La trama de la historia lució irreal desde el primer momento, tal como lo señalara el propio diario La Nación (ver aquí), que también hablaba de "evidencias concretas" matizando lo anterior.
7. Mientras no se respondían los exhortos judiciales argentinos pidiendo la extradición del venezolano, el Gobierno imperial hacía saber que este no era sospechoso sino “testigo protegido”. En tales circunstancias, las posibilidades de una extradición pasaban a ser ilusorias.
8. Lo de este año, con las audiencias preliminares y la iniciación del juicio está cercano, supongo, en la memoria de todos los interesados en el caso.
Algunas preguntas y reflexiones:
Antonini siempre sindicó a Uberti como el responsable de la valija. Incluso dijo recientemente que cuando a él lo pararon en el control de Aduanas, Uberti le hizo un gesto como de “lo lamento” y luego se fue. Siendo así, ¿Cómo sabía el venezolano qué había en la valija y que destino tenía?
Los “apretadores” venezolanos detenidos en Miami eran agentes de Caracas. Pese a ese caracter profesional y estando Antonini bajo investigación del FBI lo abordan sin tomar mayores precauciones, siendo grabados y “pescados” en acción.
Le dicen que el dinero de la valija era para la campaña de Cristina (aquí)y lo amenazan para que no lo revele. Repito: le dicen algo que él no sabe y después lo amenazan para que no lo diga. ¿Para que se lo dicen entonces?
La sola manifestación de unos imputados de un delito declarando que el dinero era para la campaña K, resulta suficiente para que el Departamento de Justicia yanqui emita un comunicado informando tal cosa a la prensa. ¿Asepsia judicial o intencionalidad política?
¿Es creíble Antonini Wilson como agente venezolano? Ciudadano estadounidense, residente en Miami, con una investigación judicial en puerta en Argentina se va a Estados Unidos e interrogado por alguna agencia estatal se pone a colaborar con ella, y da una versión de los hechos, real o mentirosa pero sin duda funcional a Estados Unidos en diciembre y ahora. En diciembre cuando la tirantez entre Venezuela y Argentina por un lado y el aliado sudamericano de Bush, Colombia, en el marco de la misión humanitaria para intentar rescatar a los secuestrados por las FARC. Y ahora, en momentos en los que la ingerencia yanqui en cuestiones latinoamericanas llega a un punto de estallido.
Concretamente la justicia usamericana analiza hechos ocurridos en Argentina y Venezuela en los que, por lo menos formalmente, no ha habido participación de intereses o de personas vinculados con aquel país. Juzgamiento que con los ropajes de lo judicial puede esconder la clara intencionalidad política de debilitar a gobiernos que desde distintos lugares de nuestro subcontinente resisten los designios de la política imperial. Al fin y al cabo la independencia de los fiscales en ese país respecto del poder político ha estado cuestionada durante la actual administración Bush y fue uno de los aspectos mas cuestionados de la gestión del anterior Fiscal General Albert Gonzales, ex abogado de Bush, panegirista de "interrogatorios especiales" a los sospechosos de terrorismo y finalmente deshauciado tras despedir por razones políticas a varios fiscales (aquí). Razones que a parte de la oposición argentina, irresistiblemente colonizada, no le impiden tomar como cierto cualquier cosa que venga del Norte.
martes, 23 de septiembre de 2008
Jugando a las Visitas
lunes, 22 de septiembre de 2008
Discrimina discriminador
viernes, 19 de septiembre de 2008
Gurúes Suertudos
El pleno empleo de los gurúes de la City en medio de la catástrofe Imperial que no previeron (ver aquí) es un ejemplo de que las clases medias altas y altas pueden también perder la brújula en el foco de la estampida y disparar hacia el abismo.
Porque convengamos que ni Broda ni Melconián ni Bein son responsables del derrumbe de Wall Street. Pero por estos lares siempre repitieron las recetas neoliberales ortodoxas cuya supervivencia hoy está en cuestión.
Y ahora nuestros empresarios, banqueros y entrepreneurs les preguntan a ellos como hay que evitar una catástrofe a la que siempre están invitándonos a entrar.
Bueno, por lo menos el curro les va a durar unas semanas mas... pero no me digan que la imagen de Martincito Lousteau de gira por el interior adoctrinando sojeros no es un poco mucho.
jueves, 18 de septiembre de 2008
El subte está enterrado.
Cabe recordar que durante la campaña electoral anunció un ambicioso plan de expansión que preveía la construcción de 40 km. de líneas subterráneas. Mas adelante en viaje a Madrid anunció que había avanzadas negociaciones con empresas españolas que querían invertir 7 mil millones de pesos en esos emprendimientos.
Sin embargo, luego alegó problemas que acotaban a 27 el número de kilómetros que se habían de construir.
Un funcionario no identificado hace en La Nación una curiosa reflexión, ya que señala que si los recursos estuvieran, hoy ya no habría tiempo para construir los 27 km. Del “plan B”. Ni hablar entonces de los 40 de la alegre caravana electoral. Cabe preguntarse como es posible que a 8 meses de gestión “ya no tenga tiempo”. Esto implica que los números manejados lo fueron con total irresponsabilidad, y con el sólo objeto de endulzar oídos crédulos.
Finalmente, el plan de expansión de los subtes porteños ha dejado de existir. La expansión será igual a 0 (cero) km. Queda por preguntarse si por lo menos durante su mandato logrará inaugurar las estaciones que ya están terminadas debajo de la avenida Rivadavia para extender la línea A, o si acusará al Gobierno Nacional de no proveerlo de la cinta y la tijera para el acto lo que frustrará una vez mas su empuje de empresario joven y exitoso.
Mientras algunos estudios pronostican que Buenos Aires colapsará definitivamente en 12 años si no se hacen obras de infraestructura y profundas modificaciones en materia de transportes, servicios públicos y vivienda, entre otros ítems de gran importancia, una de las claves para enfrentar un ominoso futuro demasiado cercano, como es la extensión de la red de transportes subterráneos, ya debe darse por perdida según la confesión del Jefe de Gobierno porteño.
Si antes de cumplir el primero de los cuatro años de su mandato “tira la esponja” en un tema de semejante importancia, cabe preguntarse si los porteños podrán afrontar la totalidad del período macriano caracterizado por este estilo de niño fastidioso.
Por otra parte, resulta llamativo, y con incuestionable tufillo a verso para la tribuna adicta la manifestación de Macri respecto a las negativas del Gobierno Nacional a sentarse a negociar la autorización para que la Ciudad contraiga los créditos internacionales que harán posible que las multitudes de “brasileños, chinos, alemanes, franceses” (Mauricio dixit) se lanzen a perforar nuestro subsuelo ciudadano. Cabe preguntarse si además de proponer jugar a las visitas con Massa, Macri o alguno de sus asesores ha advertido poner en marcha los mecanismos legales para el endeudamiento internacional de los estados provinciales, que incluyen a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es decir, por ejemplo, si ha optado por los mecanismos previstos en el Decreto 2263/2002, que lo autoriza a obtener crédito externo, o si ha dado cumplimiento a lo previsto en el art. 6 del Régimen Federal de Responsabilidad Fiscal (Ley 25.917, a la que la C.A.B.A. adhirió oportunamente) que requiere al gobierno porteño someter a su Legislatura la proyección de Presupuestos Plurianuales que incluya la programación de operaciones de créditos provenientes de organismos multilaterales o al art. 25 de la misma norma, elevando al Ministerio de Economía nacional los antecedentes y documentación correspondientes para que se le autorice endeudarse. Porque supongo que Macri hablará con la Nación en términos mas precisos que con la prensa, y sabrá como y con quién pretende negociar los créditos. Lo contrario sería sarasa para la tribuna e incumplimiento de los requisitos legales que, por una vez, debería cumplir. De todas formas sería bueno que recuerde que ninguna norma le impide sentarse a negociar los créditos que necesite, pero sí tendrá después que someterlos al análisis de la Nación. ¿Cumplió con su parte o nos está gileando?
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Hoguera de las Vanidades
jueves, 11 de septiembre de 2008
Viajando a presión
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Escudé canta la justa
La guerra y la paz
martes, 2 de septiembre de 2008
El Vuelo de la Locura
Aunque el desenlace en el Senado parece ser mas desahogado, lo que privaría a los televidentes nocturnos de ver un nuevo capítulo de “El Corazón de Cletito”, los esfuerzos opositores de Morales y los suyos no dejar de ser empeñosos, aunque como señalé en un post anterior, parecen mas cómodos en el papel de la pura negación que el sostenimiento de la propuesta alternativa, consistente en la quiebra de la empresa aérea de bandera y su substitución por una nueva, todo ello partiendo de cero aviones, cero infraestructura y contra reloj, para no dejar en el suelo a todo el tráfico aéreo nacional.
Morales viene hace rato tronando sus cuestionamientos. Hace un tiempo publicó con su colega Alfredo Martínez en Clarín un artículo en el que se resume su posición en el tema ( ver aquí ). Quién se tome el trabajo de leerlo verá que los autores plantean numerosos interrogantes, manifestando incertezas sobre el endeudamiento de A.A., sobre las pérdidas de la misma, sobre el desempeño de los representantes del Estado en el Directorio, y sobre “tantos enigmas”, como señalan los autores. Preguntas que es lícito que formulen en el ejercicio de sus cargos y dudas que es razonable que tengan, mas allá de que uno podría preguntarse que han venido haciendo en el transcurrir del tiempo para estar informados sobre un tema que fue siempre trascendente, inclusive durante el gobierno de De la Rúa, del que formaron parte.
Llama la atención que entre tantos interrogantes, Morales y su coequiper se atrevan a hacer una manifestación rotunda, que ellos destacan en negrita en su artículo: “Ha sido el propio Gobierno el que contribuyó al vaciamiento de AA (la tarea de erosión comenzó con el apartamiento de Antonio Mata y siguió con la presión a los demás socios en complicidad con algunos gremios)”. Esta afirmación merece algún análisis, porque de ser dicha con algún grado de responsabilidad, importaría que sus autores manejan alguna información importante, y que no solo de dudas se nutre su intervención en el tema.
Veamos: Hay una afirmación que permite determinar que AA fue erosionada a partir de un momento temporalmente establecido: el apartamiento de Antonio Mata, lo que habría contribuido al vaciamiento de la empresa. Ello debería implicar que hasta ese momento (fines de 2006) la línea aérea no estaba erosionada, que hasta ese momento era una empresa sana en condiciones de cumplir con sus objetivos, que hasta ese momento Aerolíneas Argentinas brindaba eficazmente el servicio aéreo nacional e internacional que es su razón de ser. Pero ¿Cuándo fue ese maldito momento en el que todo cambió?
Porque uno podría pensar que Aerolíneas Argentinas empezó a ser erosionada en julio de 1990, cuando el esfuerzo y el ahorro de por lo menos 3 generaciones de argentinos que dieron como fruto uno de las empresas aéreas mas prestigiosas y seguras del mundo, fueron liquidados a precio vil por el menemato en nombre del fundamentalismo neoliberal, poniendo el 85% del capital de Aerolíneas en manos de un consorcio encabezado por la aerolínea de bandera española, Iberia.
Uno podría pensar que la erosión de Aerolíneas Argentinas continuó con la ineficaz operación del consorcio encabezado por Iberia, que hizo que para 1993 la empresa acumulara perdidas año tras año, las que alcanzaban en ese ejercicio a los 67.444 millones de pesetas.
Uno podría creer que contribuyeron a ese deterioro las ruinosas negociaciones de 1994 entre los controlantes de la compañía y el gobierno argentino, que resignó la acción de oro y permitió que Aerolíneas pasara a estar controlada por Interinvest, una sociedad formalmente argentina, manejada por Iberia que se autoexcluía de las responsabilidades patrimoniales por los eventuales quebrantos de Aerolíneas.
Uno podría entender que los desmanejos que siguieron y que el Estado español no hizo sino profundizar a través de sucesivos “planes de contingencia”, “planes directores” y coprotagónicos a cargo de American Airlines, tuvieron importante significación en la erosión de Aerolíneas.
Uno podría ponerse a pensar que la aparición del Grupo Marsans fue la frutilla en la torta de la ruina, y que la maniobra llevada adelante por este con fondos aportados por la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) en perjuicio de la masa de los acreedores en el concurso de Aerolíneas (incluyendo al propio Estado argentino) y del Estado español, en cuanto aportante de fondos que se usaron para un fin distinto al previsionado, resulta una clara exposición del nivel de “seriedad empresarial” del grupo elegido.
Uno podría suponer que Morales debiera estar informado de que la SEPI le otorgó a el grupo controlante de Aerolíneas Argentinas 300 millones de dólares para se destinado al pago de deudas de la empresa con diversos acreedores, entre ellos los bancos ABN Amro Bank, BBVA y Citibank, como parte de aportaciones destinadas a mejor la situación de la empresa, ya concursada para la fecha de esta operatoria (octubre de 2001). Y que en lugar de pagar, el grupo controlante se subrogó en las acreencias, con lo cual la situación de Aerolíneas no mejoró un ápice pero la de Mata y sus socios si, capitalizando esas acreencias, obteniendo una situación de privilegio en el concurso, en perjuicio de los demás acreedores y de los demás socios (el Estado Argentino y los trabajadores, estos a través de la Propiedad Participada).
Uno podría pensar que la situación de Aerolíneas Argentinas ya estaba suficientemente deteriorada antes de que empezara la “erosión” de la que dan cuenta Morales y Martínez, pues por algo estaba en trámite su concurso de acreedores, ya había habido varios intentos de “saneamiento” resistidos por los trabajadores, pues todos incluían reducciones de personal, disminuciones de sueldos o ambas cosas a la vez, ya se habían perdido o abandonado destinos, se habían cerrado talleres e instalaciones técnicas otrora orgullo de la Aerolínea cuando era realmente Argentina, se había sufrido una importante disminución de la participación en el mercado internacional y la empresa se dedicaba a canibalizar aviones reales, mientras anunciaba la incorporación de otros imaginarios.
Pues parece que nada de esto merecía la calidad de erosionante. Lo que erosionó a Aerolíneas Argentinas, para Morales, fue la partida de Antonio Mata.
¿Quién es Mata, ese hombre imprescindible a juicio de estos dos senadores? Un viejo simpatizante del antiguo régimen franquista, con vínculos con el PP de su patria, empresario turístico previamente a su incursión en la aeronavegación, sus antecedentes en España antes de su desembarco en nuestro país (y después también) lo emparentan mas con los antiguos aventureros que venían a hacer la conquista de Indias que con un empresario moderno.
Asociado con Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz en el Grupo Marsans, y máximo responsable hasta 2006 de Aerolíneas Argentinas y Austral, tiene la distinción de poseer entre sus antecedentes personales y laborales, una notable colección de prontuarios judiciales; solo penalmente, en el año 2002 fue condenado por la justicia española en Primera y Segunda Instancia, sentencia firme, por “Alzamiento de bienes” (equivalente a insolvencia fraudulenta o fraude en nuestro código penal), por haber ampliado fraudulentamente el capital de la empresa española “Arrendamientos Hoteleros del Sur”, en perjuicio de sus acreedores, recibiendo por ello una pena de 6 meses y 1 día de prisión, inhabilitación para sufragar en igual período y pago de las costas procesales. Pena cuyo ejecución fue suspendida por tratarse de su primera condena, lo cual permite mediante solicitud del condenado, el Código Penal español.
A 2005 Mata y las empresas de su propiedad en España (entre otras Planet Hoteles, Royal Romana Playas, Proturín, Royal Al Andalus, Arrendamientos Hoteleros del Sud, etc.) sumaban entre acciones por desahucios, daños y perjuicios, violación de derechos de marca y publicidad ilícita un total de 17 juicios con sentencia firma desfavorable, y otros 5 en diversos estadíos procesales.
Además la maniobra hecha en provecho propio con fondos públicos había dado lugar en España a las acciones penales en trámite en el Juzgado de Instrucción Nº 35 de Madrid, contra Mata y sus asociados.
En nuestro país Mata, junto a otros directivos de Aerolíneas son objeto de investigación penal por vaciamiento de empresa y administración fraudulenta.
Esta es la "Joya de la Corona" que dirigió Aerolíneas Argentinas y Austral, aquel cuyo alejamiento de la conducción de Aerolíneas Argentinas es a juicio de dos senadores radicales, entre ellos Gerardo Morales, líder de esa bancada, la causa de la erosión de la empresa.
Como estos antecedentes están al alcance de quién busque un poco en la materia, uno tiene que preguntarse si lo de Morales va en serio (no diremos que es poco serio, pues no somos Ámbito Financiero). Y a quién o a quienes son funcionales sus berrinches. No olvidemos que Mata vuelve a atacar ahora a través de Air Pampa, empresa con la cual quiere volver a cernirse en los cielos argentinos. Y a la cual la favorecería la extinción de Aerolíneas, es decir la solución propugnada por Morales y la oposición.
¿A quién mas favorecería una Aerolíneas extinta, paralizada o aún más desguazada que hoy? Bueno, quizás no esté de más recordar que los Estados Unidos propugnan desde hace tiempo una política de apertura de cielos que permita libertad absoluta de acceso de sus empresas en los destinos de nuestro país que resulten de su interés. Por supuesto, a la recíproca, ejem…
Y por fin no habría que descartar la última hipótesis, esto es que Gerardo Morales crea realmente lo que dice, y le parezca que es razonable. A no olvidar a Barbara Tuchman, autora de "La Marcha de la Locura", para quién la estupidez es también una fuerza de la historia.
Adiós a Mauricio Cafetero.
Pero fuera del foco principal del conflicto, el Jefe de Gobierno porteño tuvo oportunidad, no obstante, de lanzar una frase que apuntalara la imagen cool y descontracturada de la política que le diseñara Durán Barba, al señalar que él estaba dispuesto a servir el café si “las partes” se sentaban a superar diferencias. Desde la mirada de Mauricio, había partes equivalentes, y no por un lado la legitimidad del Gobierno y por otro un grupo económicamente poderosísimo llevando a cabo todo tipo de actos ilegales y en algunos casos delictivos para imponer su interés general al conjunto. Es que el conflicto de intereses no forma parte del menú público PRO, que en todo caso ve la sociedad dividida entre eficientes y no eficientes.
Claro que la versión del cafetero voluntario resultaba avalada por la gran maquinaria mediática, que no sólo consagraba la existencia de esas dos partes, sino que además establecía que era la obcecación de “los Kirchner”, en plena era del doble comando, el gran obstáculo a la superación del diferendo.
Varias lunas han pasado desde esas jornadas, la corporación sojera preservó con éxito sus rentas extraordinarias, para alegría propia y de ingente número de piojos resucitados que seguirán viendo la prosperidad ajena por televisión. La vida y sus conflictos siguen adelante y ahora Mauricio se cruza con el estudiantado porteño a raíz de las restricciones impuestas al otorgamiento de becas por el gobierno que encabeza.
Vuelve entonces Macri a ser hombre del partido del orden, y anuncia a través de su ministro del área, Narodowski, que no negociará mientras se mantengan las medidas de fuerza. No se le ocurre en este caso que “hay que sentarse a conversar”, ni para su fortuna, la prensa bienpensante sugiere que el problema es la obcecación de los gobernantes porteños. Aún más, anuncia la suspensión de clases en establecimientos tomados, restándole días al calendario escolar, cuando los propios reclamantes no incluyen en su medida de fuerza la interrupción de actividades. Una decisión con un cierto “déjà vu” al “ramal que para, ramal que cierra”…
Macri no otorga entidad a los quejosos, toda posibilidad de tomarse un cafecito con Mauricio parece quedar clausurada para siempre, y el reclamo pasa a tener un sospechoso trasfondo político. Justo el tipo de trasfondo que, si se alegaba durante el conflicto agropatronal, sólo servía como certificación de la paranoia oficialista. Pero que, sancionado por los adalides de la antipolítica, pasa a ser una tacha de ilegitimidad para la protesta.
Quizás valga preguntarse que cambió entre un conflicto y otro, no solo para que Macri pueda echarle esta mirada, sino para que el sentido común público, si es que tal entelequia existe, no reaccione sorprendido ante el doble rasero aplicado en casos separados por escaso período temporal.
Hay un elemento que no ha sido dicho públicamente, quizás por un resabio de corrección política, quizás porque el mago procura que no se le asomen los conejos por el bolsillo. Este es que “el campo”, otra entelequia exitosa, tiene derechos que el común de los habitantes del país no tiene. Provistos de caracteres fundacionales, anteriores a las instituciones democráticas, los grandes propietarios, agrupados en la Sociedad Rural Argentina y entidades afines, con el invalorable aporte de los medianos y pequeños millonarios de la FAA, tienen un derecho extralegal pero legítimo a reclamar como les plazca, a desconocer la legalidad si esta no va de la mano de sus intereses y a acatar la normativa en vigencia a partir del momento en que esta se ponga en línea con sus deseos.
De esta ventajosa situación estarían excluidos los otros sectores del país que, orgánicamente o a los ponchazos, luchen por sus derechos postergados o por reivindicaciones jamás atendidas. Esta visión macriana del conflicto, en línea con la concebida con los poderes fácticos y la propalada por los medios encargados de sorberle el coco a la población, se podría traducir con “a mas poder, mas derechos”. Y si los 4 Jinetes del Apocalipsis merecían toda la atención de los despachos oficiales a la hora de garantizar su exclusivo goce de las rentas extraordinarias, el reclamo de padres y estudiantes porteños que no podían invocar otro título que su pretensión de no ser excluidos del sistema, debía y debe ser rechazada como una intromisión en un nivel decisorio al que no tienen acceso.
Otra lectura posible sería que, por más que tampoco se lo verbalice, en el conflicto agropatronal, para el Jefe de Gobierno porteño, a los reclamantes les asistía la razón. Y en este otro entuerto, la razón está de su parte. Como corolario, el que tiene razón en su reclamo puede hacer lo que quiera para llevarlo adelante. Aún actos que sean violatorios de la ley, que afecten profundamente derechos de terceros, que perjudiquen a los bienes y a la economía familiar de las personas. De las otras personas. Es decir, aquello que está objetivamente vedado se puede hacer si subjetivamente un grupo social o económico decide que es admisible en defensa de sus intereses.
La óptica PRO ante el conflicto se resume en una combinación de ambas hipótesis: Como a más poder hay más derechos, solo pueden hacer, en defensa de sus intereses, aquello que le está vedado a los demás, los grupos más poderosos. Poderío que pueden residir en lo económico, lo cultural y aún en la detentación del poder más básico: el de la fuerza.
El ejercicio de ese poder, y la legitimación de esa supremacía por sobre los intereses del conjunto de la sociedad, es precisamente lo que desde siempre caracterizó a la oligarquía argentina. De la cual Macri, más allá de toda pretensión de modernidad, no es más que un nuevo rostro emergente.
Es por ello que la aparente bipolaridad en el tratamiento de los dos conflictos, no demuestra una incoherencia en la visión del hijo de don Franco: del descontracturado “Mauricio Cafetero” al adusto “Mauricio Preceptor” existe la distancia entre la defensa del interés propio, valor indoblegable en una visión economicista y egoísta del mundo, y el interés del conjunto, que puesto en manos de este personaje descansa tan seguro como las sardinas custodiadas por el gato.